Nos ha despertado la alarma de mi móvil.


Hemos ido a desayunar, nos hemos arreglado, y a las nueve  y media hemos salido con el coche hacia el norte. Una hora larga más tarde (70 km) llegamos a los Jameos del Agua


Había pocos coches… pagamos la entrada, 8 euros por cabeza, y bajamos las escaleras. Es una cueva muy espaciosa, con un lago de aguas cristalinas, y unos cangrejos albinos dentro, nanocangrejos diría yo. 





A cada lado de la cueva hay un bar con mesitas y terrazas, bastante vacío la verdad… y al otro lado cuando se sale, una piscina-laguito, rodeada de piedras y palmeras, y luego unas escaleras que suben a la parte alta (que al final es el nivel de tierra), donde hay una serie de habitaciones en las que hablan de los volcanes. 


Hemos hecho el recorrido y nos hemos acercado a una playa, la del Caletón Blanco, que es una playa de arena blanca pero con rocas negras volcánicas. Estaba la marea baja, asi que no era muy bonita. Hicimos fotos, vimos las medusas muertas que se habían quedado atrapadas con la bajada de marea, y nos marchamos. 



El siguiente punto de parada fue la playa del Jablillo, en Costa Teguise. Estaba subiendo la marea, pero aun asi era una piscina natural, rodeada de extremo a extremo por un espigón. 


Nada más entrar había pececillos ya, y más hacia dentro, increíble. Todo lleno. Además se acercaban y te rodeaban, y se dejaban hacer fotos. Snorkel genial.




Después de 25 minutos y muchas fotos, decidí salir, que teníamos que ir al hotel a comer.

Poco más por la tarde. Fuimos a Arrecife. Es la capital, vale, y es grande, vale, pero es un pueblo. Pueblo pueblo. No tiene mucho. Vimos el fuerte, el puente, un montón de perfumerías en la calle peatonal del pueblo, y ya.