Miércoles, 17 de Julio de 2013: Mandalay.

Hemos cambiado el plan y hoy no iremos a Mingún, por falta de cambio de divisa. Después de desayunar cambiamos en un banco que está al final de la calle. Euros en lugar de dólares, porque el cambio de euro era de 1270 y el de dólar 970.

Después volvemos por la calle del hotel, y nos pregunta un hombre que si queremos taxi. Le decimos dónde queremos ir y nos pide 5mil. Le decimos que menos. Nos dice que cuatro. Le decimos que tres. Nos dice que no. Nos vamos.

10 metros más adelante se nos pone a nuestra altura un hombre con un trishaw (las bicis que llevan a la derecha un sidecar para dos personas, una mirando hacia delante y la otra hacia atrás). Que si nos lleva. Le decimos dónde. Nos pide 4mil. Le damos 3mil. Nos montamos, yo mirando hacia delante.

Me pregunta que de dónde somos. Me va dando tips de cosas para ver y para hacer. Es la decimooctava vez que digo que mañana vamos a Mingun y que me dicen “pues el ferry sale a las 9”. Que sii, que sii, que lo sé… Mr Shaw se llama. Me ofrece transporte para ir a muelle de Mingún mañana. Le digo que preferimos ir en coche. Me dice que también tiene coche, que es taxista. Pues… por 4mil al final. A las 8:30 nos recogerá en el hotel.

Al llegar al templo además me dice que nos espera y nos lleva a más sitios, que no tiene clientes. Me estoy empezando a dar cuenta de que aquí en Mandalay hay mucha oferta de transporte y muy pocos turistas para llevar. Y aun así, son duros regateando.

Llegamos al Shwekyaung (gratis, porque tenemos la entrada combinada que pagamos ayer en Inwa), o también llamado monasterio dorado


Es un monasterio de teca (otro más, síiiiii…) pero este está superlabrado y muy muy bien cuidado. Y por dentro está casi todo pintado de color dorado. 





Además dentro nos encontramos con un grupo de personas que debían estar haciendo, o bien un videoclip de lo más raro, o bien un reportaje fotográfico. Había dos chicos disfrazados con unos trajes supongo que típicos de aquí, como dragones. Otros dos con unas cámaras enormes (y antiguas). Otra mujer diciendo qué tenían que hacer. Eso sí, los mejores, los dos de fuera, con unos paneles de tela de 1 metro cuadrado, moviéndolos desde fuera para que entrara la luz en el templo y reflejara en los chicos.


Cuando nos cansamos de dar vueltas y hacer fotos, fuimos al templo de enfrente, Atumashi Kyaung (también gratis con la entrada combinada. La entrada son 5 sitios, y hemos estado en 3. Nos queda la colina de Mandalay, donde no iremos, y otro que no sabemos cuál es).


El templo está totalmente reconstruido y es nuevo, muy grande, y está totalmente vacío dentro. 

Al salir decidimos acercarnos a la Sandamuni pagoda, ya que tiene 1774 losas de mármol con enseñanzas budistas. Presume de ser el libro más grande del mundo (claro que, sin encuadernar). Dicen que hace unos 4 o 5 años, en la conmemoración de nosequé budista, unos monjes estuvieron leyéndolo en voz alta sin parar y tardaron 6 meses.


Y bien. Llegados aquí es cuando se nos ocurre ir caminando hasta la entrada al palacio de Mandalay. Es más de un km (bajo clima tropical, aunque hoy hacía vientecillo), pero...

... qué cansancio, qué pesadez de mochila, qué sed, nada para ver además (fuimos por el lateral del foso –que no estanque, porque es anchísimo)… no sé lo que tardamos en llegar a la mitad del muro, que es donde está la entrada para extranjeros (al este). Nos sellan la entrada y pasamos. Y una vez dentro… el palacio está en el centro del recinto (cuadrado, 2kmx2km). Así que otro km más andando, sin nada que ver.


Cuando llegamos, dimos un par de vueltas pero ambas estábamos cansadas, y para ir a comer teníamos q volver a hacer el km de salida y luego otro medio km más hasta el restaurante…


Hemos comido en el Café City, que está bien. Muy americano.

Luego, para acabar de rematarlo, recorrimos el trozo de muro que nos quedaba, hasta que un chaval nos ofrece taxi. Si si por favor, taxi!. 3mil y nos lleva al centro comercial (que queríamos ver). Nos dice que esperemos que va a por el coche, que está aparcado enfrente.

El centro comercial…. caro y semivacío. Me reservo para Bangkok.

Y luego nos hemos venido caminando desde el centro comercial, otro km calculo, pero al menos este estaba amenizado con puestos y tráfico y gente…

A las 16 llegábamos al hotel.

Que, por cierto. Nos hemos olvidado la funda de las gafas en el restaurante. Así que bajamos a recepción a ver si pueden llamar para decir que mañana vamos.

Bien. Les digo en palabras muy básicas que hemos estado comiendo aquí (mapa) y hemos olvidado “sunglass case”. Me dice que de qué tamaño quiero el “cake”. Nono, “sunglass CASE”. Sí, me dice que pueden poner la forma de unas gafas de sol encima del pastel.

Que no leches, que no queremos comer nada. Forget, for-get. Le pido un boli y un papel y le dibujo unas gafas de sol, un ortoedro, y le escribo “we have forgotten sunglass case”.

Me dice que de qué tamaño. Joe, pues tamaño gafas de sol. Me saca un cuaderno (A4) y me dice que si así de grande. Decido jugar a su juego (el de despistar) y le digo que “black”. Y parece que me entiende. Dice que va a llamar a preguntar si siguen ahí. Y no siguen. Pues nada, nos ahorramos el viaje…