Domingo 9 de abril de 2017

Son las 9 y cuarto de la mañana y llevamos dos minutos en unas escalera mecánicas en dirección a las profundidades de... el metro. No exagero: a la vuelta cronometré, y son 3 minutos de eterna y empinada escalera.

Nos bajamos en la siguiente parada, Sennaya Ploschad, a la que llegó el metro del atentado. Y volvemos a cambiar de tren. En 30 minutos llegamos a Avtovo, una parada preciosa de metro.

Estación de Avtovo

Salimos, vamos hacia la derecha a cruzar por el subterráneo la gran avenida, y justo nada más salir del túnel hay varias furgonetas, las matrushkas famosas, con el nombre (en cirílico) de Peterhof. Llevábamos los números apuntados (224, 300, 424 y 424-A), y cogimos la segunda, que parecía más llena y dispuesta a salir antes. 70 rupias por persona.

Tardamos casi 50 minutos en llegar, debido a un atasco monumental por obras. El conductor nos avisó al llegar a la parada, aunque es fácil de reconocer porque para nada más dejar a mano izquierda una iglesia muy parecida a la de la Sangre Derramada.

Hasta el lugar de compra de los tickets hay un camino: primero, el jardín de entrada, y después rodear por cualquiera de los dos lados el palacio.


Entrada a palacio de Peterhof
Hay que atravesar este jardín, y llegar al otro lado del palacio

La entrada al "museo del palacio" (600 rublos) se saca justo encima de la famosa fuente de la cascada.


Hay que dejar el abrigo, la mochila y ponerte unos patucos que te dan a la entrada para no “estropear el suelo”. Y no se pueden hacer fotos dentro.

Entro toda emocionada y me quedo sin palabras al ver la recargada escalera de acceso, derroche de mármol y dorado (no creemos que sea oro). 

Después le toca el turno a la sala de baile, rococó a más no poder, suelo de madera impecable, alucinante. Me acerco a leer el cartel con información sobre la sala, justo al lado de un grupo con guía en inglés, para casualmente escuchar “…el palacio está reconstruido por completo, ya que se destruyó durante la segunda guerra mundial”.

Ah, espera, ¿que todo esto es “falso”? ¿Tiene poco más de 50 años? Pero… ¡qué timo! Yo pensé que con los patucos estaríamos conservando un suelo de madera de 200 años de antigüedad… y que no se podrían hacer fotos para no estropear con el flash los objetos antiguos que albergarían sus estancias…

Palacio de Peterhof

Nos encontramos además encerradas entre dos grupos enormes de turistas asiáticos. Van al mismo ritmo que nosotros, así que no podemos ni ir más rápido ni más despacio, porque al final siempre coincidimos con alguno de los grupos.

Al final, para desesperación de una de las guardianas de las salas, que creo que pensaba que íbamos a robar algo (en cada sala una mujer cuidando que no se toque, acerque, fotografíe o pare demasiado tiempo uno en el mismo sitio), estuvimos 5 minutos paradas en medio de una de las habitaciones esperando a que se alejaran los dos  grupos. Y, ¡qué paz cuando se alejaron!

Vimos unas 15 habitaciones, todas en la segunda planta. Y cuando vamos a bajar a la primera planta, ¡resulta que es la tienda de regalos! Se ha terminado la visita ya, en, ¿35 minutos?. Pues… vaya.

Peterhof es un pequeño Versalles (o grande, o igual…), en el que se visita tanto el palacio como los jardines (con entrada aparte, claro está). Ahora mismo los jardines están secos después del invierno, y las fuentes estaban limpiándolas y llenando un par de ellas. Así que dimos un paseo por ellos pero cuando vimos que no merecía mucho la pena, nos dimos la vuelta y nos marchamos a por la matrushka.

Palacio de Peterhof y fuente cascada

Saliendo del palacio hay que avanzar a la derecha y cruzar, y ahí hay una parada donde se cogen las furgonetas, con los mismos números, a Avtovo. 35 minutos de furgoneta, unos 15-20 de metro y llegamos a Nevsky Proskpect a comer en el mismo lugar que ayer, Teremok. Rico y medianamente barato para lo que es San Petersburgo.

Después nos vamos al centro comercial Gostiny Dvor, de los más antiguos de San Petersburgo, que está abierto aunque es domingo. Hay muy poca gente, pero aun así damos un paseo viendo ropa principalmente.

Cuando hace dos días fuimos a San Salvador sobre la sangre derramada, no vimos el mercadillo que se pone alrededor. Así que nos acercamos hoy a ver qué tienen. Carísimo todo, matrioskas pequeñas por 15 euros! Decidimos no comprar nada y jugárnosla al mercado de Izmailovo en Moscú, a ver qué encontramos.

Reflejo Salvador Sangre Derramada

Por cierto que, sigue haciendo muy bueno: sol y temperatura agradable. Pero el viento es cortante y fuerte.

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