Martes 29 de Agosto de 2017

Qibao es el pueblo de los siete tesoros, traducido literalmente del chino. Llamar a un pueblo así ya promete...

El día anterior habíamos estado un rato pensando qué visitar en nuestro último día en China. Suzhou, "la Venecia asiática" tenía muchos puntos para ser la elegida, ya que se encuentra a poco más de una hora en tren rápido desde Shanghai. Sin embargo, el simple hecho de pensar en llegar hasta la estación de trenes, esperar la cola para comprar el ticket, y volver a hacer otros dos trayectos en tren... Sí. Nos dio pereza.
Quibao, canales en Shanghai

Navegando por la red encontramos Qibao, una antigua ciudad a 18 km de Shanghai, que parece bonita según las fotos que vemos y, lo mejor de todo, a donde se puede llegar en metro.
Quibao, canales en Shanghai
Con ayuda del mapa del móvil llegamos a la zona centro del pueblo; realmente son 5 callecitas, muy chinas y con multitud de tiendas (hacemos más de una compra en ellas).
Quibao, canales en Shanghai
Paseamos hasta que llegamos al canal que atraviesa la ciudad de extremo a extremo.

Nos deja estampas bien bonitas, como las que prometía internet.
Quibao, canales en Shanghai Quibao, canales en Shanghai Qibao es famosa por sus peleas de grillos; en multitud de tiendas vemos a estos animalicos encerrados en jaulas y venga a... ¿cómo se llama el cri-cri del grillo? (hum....).

Y también por su comida, creo que el cerdo es la especialidad.

Quibao, canales en Shanghai Quibao, canales en Shanghai

Pasamos la mañana allí y dudamos entre si comer en alguno de los restaurantes de los dos centros comerciales gigantes que se encuentran en Qibao (justo a la salida del metro) o en Shanghai.
Quibao, canales en Shanghai
Al final elegimos el Piza Hut de East Nanjing Road... creo que he comido en esta cadena de pizzerías más veces en China que en España.
Quibao, canales en Shanghai Quibao, canales en Shanghai 

La tarde la dedicamos a pasear de nuevo por el mercado de falsificaciones, donde vivo el regateo más extremo que he tenido nunca.


Iba buscando un abrigo que ya había visto el día anterior (pero no comprado, porque me pedían 100 euros por él, y no estaba muy convencida... hasta hoy).

Lo vi en otra tienda, entré y pregunté el precio. Me contesta pulsando los números en la calculadora y entregándomela. En la pantalla veo, en euros, "1200".

Muy humildemente le digo "creo que te has equivocado, sobra un cero".

La mujer se me queda mirando y de repente empieza a vocearme que cómo me atrevo, que el pelo de la capucha es de zorro, ¡¡de zorro!! Que ese abrigo vale 1200 euros, que qué me creo que soy para pedir menos!

Y, sí. Tras flipar, me defendí: zorro??? Zorro??? Por 1200 euros te compro zorro no para el borde de la capucha... ¡¡Te lo compro para un abrigo hasta los tobillos!! ¿¿¿¿Es que tengo cara de tonta????

Total. Que decidí irme de la tienda (y os prometo que no era un amago de "a ver si rebaja"), y la mujer, entre voces, no me dejaba ir. Venga a darme la calculadora para que pusiera mi precio, y yo a rechazarla, porque, visto el panorama, si le pongo "60€" aún me pegaba...

Qué mal rato, la verdad. Regateo agresivo...

Seguimos caminando y encontré el mismo día donde ayer me pidieron 100 euros. Hablando de buenas maneras, y pudiendo pagarle en euros (que les hacen mejor cambio a yuanes a ellos que a nosotros), al final lo dejamos en 90€. Y tan felices.

Ahora sólo nos queda meter todas las compras dentro de la maleta... suerte que llevamos una más de las que traíamos :)

El viaje ha llegado a su fin.
Quibao, canales en Shanghai



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