Deadvlei lago salado Namibia

Son las 8 AM cuando atravesamos la verja de entrada al parque dirección a Deadvlei.

Queríamos habernos levantado antes, bueno, de hecho lo hicimos, pero aún no había amanecido, así que no teníamos claro como poder hacer el desayuno y recoger sin ver dónde pisábamos...
Llegar hasta Sossusvlei nos llevó una hora. La carretera es de 60, y son 60 km.

Deadvlei lago salado Namibia

Cuando llegamos al aparcamiento (una explanada con 4 árboles, un par de baños y una caseta de obra donde venden los tickets del shuttle) pagamos el transporte hasta Deadvlei y esperamos a que se llenara el jeep para marchar.

Por el camino coincidíamos en que no podíamos haber hecho mejor que pagar por este trayecto: no hay carretera, sólo ruedas marcadas en la densa arena que rodea todo. Me parece casi imposible que alguien que no sepa conducir un 4x4 no se quede atrapado en la arena...

Deadvlei lago salado Namibia
Los shuttles de Sossusvlei a Deadvlei, apenas 10 minutos de trayecto

Sossusvlei es una zona por la que antiguamente pasaba el río Tsaucheb. El agua de ese río permitió que crecieran en esta zona varios árboles, pero al secarse el río (a veces lleva agua, pero muy muy poca) también se secaron tanto la laguna como los árboles.

La ahora laguna seca (denominada "pan") más famosa es quizás Deadvlei, una gran extensión donde ahora mismo sólo quedan acacias secas.

Este color negro de las acacias contrasta con el blanco del salar seco y el color rojizo de las dunas del parque Namib-Naukluft, que deben su color a las partículas ferrosas que el viento arrastra desde el este del desierto del Kalahari.

Cuando llegamos a Sossusvlei, pregunto por el camino a Deadvlei: obvio, es hacia donde se dirige un reguero de gente. Aunque hay dos caminos: el bastante recto y sin apenas desniveles, y el de subir una de las dunas laterales por la cresta.

Deadvlei lago salado Namibia

Nos dirigimos, como no, hacia la duna, aun sabiendo que no podemos entretenernos mucho tiempo en Deadvlei, ya que nos espera un largo camino en coche después.

Hace un día de sol espléndido, pero gracias a dios cuando sopla el viento, es fresco. Tardaríamos poco más de media hora en llegar arriba, aunque yo iba planteándome paso a paso cómo iba a bajar por allí.

Deadvlei lago salado Namibia

Había leído que la gente simplemente baja por la duna. Sin más. Pero yo he esquiado bastantes años (aunque hace ya muchos que no), y las pendientes no son lo mio. Miraba hacia abajo y solo pensaba "uf, esto está más inclinado que una pista roja".

Después del día de ayer, no estaba muy optimista, y me veía bajando la duna cual croqueta, y perseguida por serpientes y escorpiones que despertaba en mi rodar colina abajo.

Sí, tengo una imaginación que va bastante por libre.


Al coronar por fin la duna, me siento brevemente en el suelo a descansar.

Mi compi de viajes intenta convencerme con palabras de que no voy a caer rodando por la duna ni aunque lo intente. Pero soy mujer de ciencia, y hasta que no le veo cómo al saltar los pies se hunden 30 centímetros en la arena, no me lo creo.

A nuestro lado, unos franceses observan su explicación con la misma atención que yo. Hay otro grupo de franceses que se han dado la vuelta y vuelven por el mismo sitio por donde volvieron...

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Al final, me convenzo y quito los playeros. Si los pies se hunden tanto, no quiero que me cueste diez kilos de arena sacarlos cada vez.

He quitado de mi mente la imagen de bajar rodando, pero he aumentado las posibilidades de serpientes y escorpiones.

Doy los primeros pasos y me doy cuenta de que es cierto. Que no pasa nada. Que no me caigo. Que es divertido.

Deadvlei lago salado Namibia

Y al final, me lo paso como una enana bajando a grandes zancadas por la duna.

A mitad de mi camino, me adelantan los franceses por mi izquierda; les hemos convencido y también se han lanzado duna abajo.


Cuando llegamos, nos entra el agobio. Como os conté, esta es nuestra luna de miel, y como no podía ser de otra manera, hemos hecho algo especial: nuestras fotos con los trajes de novios serán en Deadvlei, un gran recuerdo para la posteridad.



Así que elegimos un árbol. Nos cambiamos de ropa allí mismo, preparamos el trípode, y nos hacemos nuestro propio book de fotos.

Nos habría gustado estar mucho más tiempo. Pero... íbamos contrarreloj .

Empezamos a desandar el camino, esta vez por el lado fácil, hasta que llegamos a Sossusvlei.

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Desde allí subimos en la caravana y esta vez condujimos algo más rápido (y nos adelantaban coches aun así...).

Pasamos por delante de la Duna 45, una de las más altas del mundo, pero... no teníamos tiempo.

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Qué rabia.

Eran las 12 cuando dejábamos Sesriem atrás, para volver a hacer los 80 km con más botes de toda Namibia.

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