Comienza un nuevo viaje, esta vez destino Japón. Y como siempre, lo primero es:


El peregrinaje


Hemos tenido que hacer noche en Madrid porque el vuelo salía muy pronto. Además el día anterior no hemos podido hacer el checkin online (que nos interesaba para poder elegir los asientos) debido al batiburrillo de aerolíneas que llevamos, así que queríamos llegar pronto a los mostradores de facturación para que nos dieran algo "bueno".

El primer vuelo es de Iberia, Madrid – Londres. Un avión normalito, que en dos horas y media nos deja en la terminal 5 de Londres Heathrow. Allí tenemos apenas hora y veinte para poder coger el siguiente vuelo. Hay una cola rápida, “fast track”, para la gente que tiene conexiones algo cortas, como nosotros. Y vaya que si es rápida; nos sobra casi media hora.


INFO: Aunque llegues a la terminal 5 y salgas de la 5 de nuevo, te harán pasar un control de seguridad. A mí me tocó el pack completo: escáner normal, el de temperatura, el de explosivos (plumero por zapatillas, mochila y cámara de fotos) y análisis de la botella de agua que llevaba y no me dejaron pasar (si va vacía sí te dejan).


El siguiente avión es más grande y con pantallas individuales. De British Airways. Acostumbrada a las aerolíneas “top” (Emirates, Etihad, Turkish..) este avión, aunque nuevo, es cutre.


En 11 horas y media aterrizamos en Tokio Haneda. Aquí la escala es de dos horas y media, pero suficiente para recoger la maleta, pasar inmigración, sacar y cambiar dinero (nuestros primeros yenes!) y coger el bus que en 10 minutos te lleva a la terminal doméstica.

Por cierto, que en el avión nos toca rellenar los papeles de inmigración:

     

INFO: Hay una casa de cambio a la izquierda, nada más salir de la zona de recogida de maletas. El cambio creo que lo hacían a 1€=109 yenes. Al lado había un cajero de 7-bank. Yo saqué dinero con la tarjeta de débito de EVO, sin comisiones, y el cambio fue de 1€=113 yenes. Hasta que no te lo carguen en la cuenta (y tardan 4 días) no sabrás a cuánto has cambiado, pero te sale a cuenta sacar dinero en lugar de cambiar.

¿Terminal doméstica? Sí, aquí cogemos otro vuelo, a Osaka. Madre mía, qué viaje más lago, ¿pero es que nunca llegamos a nuestro destino?.


INFO: Nosotros compramos los vuelos Madrid – Osaka y Tokio – Madrid. Aun así, en Tokio nos tocó recoger la maleta porque para cambiar de terminales tienes que salir a la calle.

En una hora llegamos a Osaka, al aeropuerto de Itami. Volvemos a recoger nuestra maleta, y nos dirigimos al monorraíl. Ya llevábamos preparado el recorrido que teníamos que hacer.

Primero, pagar 200 yenes por billete para ir a la estación de Hotarugaike. Son dos paradas. Las máquinas no recuerdo si vienen en inglés o solo en japonés, pero es extremadamente sencillo: introduces el dinero y seleccionas en la pantalla táctil el importe de tu billete (no el destino! Encima de las máquinas hay un cartel enorme con las paradas y lo que cuesta llegar a cada una. Eso sí, en japonés únicamente…yo me lo traía mirado de casa). Y sale el billete. Fin.


En Hotarugaike sí nos tocó preguntar. No encontraba las máquinas de Hankyu Railways, la compañía de trenes en la que íbamos hasta Kyoto.

El sistema es el mismo. Introduces el dinero y te da el ticket. Mirando en su web llegué a la conclusión de que lo mejor era llevarme un mapa con las estaciones en japonés, porque primero teníamos que coger un tren de la línea Hankyu-Tarakuza hacia Hankyu-Umeda dos paradas hasta Juso Station, donde cogemos la línea Hankyu-Kyoto a Kawaramachi pero bajándonos en la anterior, Shijo-Karasuma, que está más cerca del apartamento. Menudo trabalenguas, eh?

INFO: Hay más maneras de llegar de Osaka Itami a Kyoto. La más sencilla es usar los limousine bus, que van directos y cuestan 1310 yenes. A mí ya sabéis que no me hacen nada de fu los autocares, así que elegimos los trenes, con esta combinación además (hay otra en la que vas en monorraíl muchas paradas y luego coges el tren Hankyu, pero es algo más lenta), y nos salió todo por 670 yenes.


El alojamiento


Le dimos muchas vueltas al alojamiento en general. Necesitábamos habitaciones con dos camas, y los hoteles que encontrábamos con esas características eran muy caros o estaban mal situados. Al final llegamos a la conclusión de que la mejor opción era alquilar un apartamento con Airbnb. Y eso hicimos. Nuestro apartamento estaba en la calle Sanjo Dori, donde pensamos que es una buena zona pero a día de hoy no creo que repitiera zona. 

Estábamos a apenas 5 minutos de la parada de metro de Karasumaoike, pero el metro no sirve para casi nada en Kyoto. Así que aunque la parada de bus más cercana era Karasuma-shijo, los buses siempre nos dejaban y pasaban por Gion (a casi 15 minutos andando). Recomiendo por tanto un apartamento por esa zona (Gion), o, a lo malo, por Kyoto Station (por donde pasan la mayoría de los buses).

El apartamento era pequeño pero suficiente. Eso sí, el baño es mínimo, la cocina no tenía utensilios suficientes para comer o cocinar (¡en este no había platos!) y el sistema de reciclajes de basura era…. Uf. Aun así, repetiría la experiencia de alojamiento de esta manera.

Dejo aquí el enlace del apartamento: https://www.airbnb.es/rooms/7591464?sug=50


Toma de contacto con Kyoto


Calor. Clima asiático veraniego.

Pasamos por Nishiki Market camino a la parada de buses. No está mal empezar por un mercado, pero lo vimos un poco a la carrera porque íbamos con prisa. “Volveremos en otro momento” pensamos. No volvimos (porque no tuvimos tiempo).

Hay puestecillos de todo un poco. De comida sobretodo, pero comida organizada, limpia, precintada, aseada. También hay algún souvenir.



Llegamos a la parada de autobús, uno de mis grandes temores por no saber qué línea coger. Y allí hay un hombre uniformado que te informa de qué bus tienes que coger según el lugar al que quieras ir.

Nosotros vamos a Kyoto Station, a comer en la zona de restauración que hay bajo la estación, “Porta” se llama.


Efectivamente es un pasillo lleno de restaurantes, con las cartas o las representaciones de los platos y sus precios debajo. Nuestro presupuesto estaba sobre los 1000 yenes por día (algo menos de 10 euros), y elegimos un teppanyaki, que es un restaurante en el que las mesas son planchas de cocina sobre las cuales te cocinan la comida.


Nos costó 1800 yenes dos personas. El agua en jarras, del grifo, te la ponen gratis.

El motivo de comer en la estación era que queríamos canjear los JRPass de una semana que habíamos comprado, y reservar los asientos de los trenes que teníamos pensado coger 3 días después.  Y eso hicimos

Entrando en la estación por el nivel de calle, a la izquierda, hay una estancia con un cartel verde que pone “JR”, y ahí dentro, pero al fondo (no os quedéis en la cola que hay nada más entrar) es donde se canjean los JR Pass. Ya sabéis: lleváis el vale (nosotros lo compramos online en http://www.jrpass.com/es), el pasaporte, y tenéis que decidir a partir de qué día empieza a contar vuestro pase. Nosotros elegimos que en tres días comenzara a contar. Aprovechamos también para reservar los trayectos Kyoto – Takayama y Takayama – Tokyo. Al reservarlo te dan unos pequeños tickets verdes en los que viene el número de vagón (car) y el asiento (seat).


Templos y turistadas


Hay algo que me hacía ilusión a pesar de ser una gran turistada, pero no quería dejarlo pasar: vestirme con un yukata.

Tras mirar muchas páginas en internet, encontré una cerca de Gion en la que se podía devolver el yukata al día siguiente antes de las 17, lo que me permitía tenerle ese rato por la tarde y al día siguiente por la mañana.

Y a esa fuimos. Tenían bastantes para elegir, así que cogí uno que me gustó bastante y me vistieron. Parece que no tiene mucha complicación, pero vaya si la tiene…

Aunque el plan inicial era ir a Kiyomizudera con el yukata, por la hora que era no nos iba a dar tiempo (y suerte que no nos dio; llego a tener que subir la cuesta hasta el templo con yukata y sandalias de madera y no había llegado arriba hasta las ocho de la tarde), así que nos conformamos con el templo de Yasaka.


Me gustó, no había mucha gente, y la mayoría de los que había estaban vestidas con yukata también, lo cual hizo que progresivamente fuera perdiendo la vergüenza hasta el punto de hacerme fotos con algunas japonesas que también iban con yukata.

Después del templo dimos un breve paseo por Gion, donde tuvimos una suerte espectacular ya que vimos nuestra primera maiko (creo que no era una geisha). Eso sí…. Yo creo que si hubiera sido Brad Pitt habría habido menos gente arremolinada a su alrededor y haciendo menos fotos. Qué acoso :(


De vuelta al apartamento pasamos por el callejón Pontocho que, a esas horas (18:30) estaba llenísimo de turistas.

Primera nota negativa de Japón: la cantidad de turistas que hay. Ya no solo turistas, sino de gente por las calles. Para que os hagáis una idea, tenéis que pensar en las fiestas de vuestra ciudad, en cómo se ponen las calles, que parece que todo el mundo ha salido a la vez a pasear, ¿verdad?. Pues algo así fue Kyoto los dos primeros días.

Volvimos al apartamento a deshacer la maleta y organizarnos un poco. Han sido dos días de no parar.