India de nuevo, parte 9

Miércoles 3 de Enero de 2018

"¿Que has estado en India y no has visto el Taj Mahal?"

Creo que al volver de India el año pasado (bueno, hace dos años ahora que estamos en 2018), todo el mundo me hacía la misma pregunta.

Pues sí. Hay mucha más India que el Taj Mahal.


Visitamos al fin el Taj Mahal

De hecho el Taj Mahal ni parece que sea India. Pero vayamos por partes.

Nos despertamos en nuestra fría habitación. Aunque el edredón es gordo, he dormido con el forro polar del abrigo puesto, y no me ha sobrado. En la calle debe haber unos 8 grados desde hace un par de días, y al no haber calefacción, las casas no se calientan.

De hecho anoche los playeros que dejé delante del calefactor, no están apenas calientes.

Desayunamos y ponemos rumbo al Taj Mahal.

Nuestro hotel se halla en la misma calle que la entrada Este del Taj Mahal, a menos de 10 minutos, porque además vamos cuesta abajo.

La calle está asfaltada y las aceras son anchas. Y un jardín estrecho a lo largo de las aceras, separándolas de la parte no peatonal.


Visitamos al fin el Taj Mahal

Todo está limpio, no hay casi ruido.

Sí hay mucha gente, y por supuesto vacas y perros. ¡Que seguimos en India!

Muchos grupos se dirigen a estas horas (8 y media de la mañana) hacia el Taj Mahal. Lo ideal sería haber visto amanecer desde allí, pero hay niebla. Y la verdad es que no me importa. Desde lo de la Muralla China de este verano, no hago más que buscar excusas para volver a los sitios.

Sacamos la entrada en un puesto que hay antes de llegar a la puerta, a la derecha. Cuesta mil rupias e incluye unos patucos para caminar por el suelo en el recinto más cercano al mausoleo y una botella de agua.


Visitamos al fin el Taj Mahal

No se puede acceder ni con agua, ni comida, ni chicles, ni mochilas... nosotros hemos dejado todo en la habitación. Sólo llevamos un pequeño bolsito, y el resto de cosas (cartera, pasaporte, etc...) en los bolsillos del abrigo. ¿Veis? Algo positivo a que haga frío: llevo abrigo en el que guardar todo.

Por cierto y por si os pasa como a mi: llevo siempre un par de pastillas conmigo, de una medicina. Había leído que no se podían meter, que te las quitan a la entrada. Yo las metí en el calcetín, y pasé sin problemas. Lo que pitó fue uno de los bolsillos del abrigo... del que se me olvidó sacar las llaves de casa (de España). Y pude pasar sin problemas.


Visitamos al fin el Taj Mahal

Tras pasar los controles de seguridad por separado (hombres a un lado, superrápido, y mujeres al otro, más lento), nos acercamos a la entrada.

Voy dando saltitos de la emoción. No me lo creo. No es por el edificio en sí, por su valor histórico o similar.

Es porque estoy, por fin, en el Taj Mahal.


Es como una meta. Un objetivo que me ha llevado 8 años conseguir.

Próximamente podréis saber más del porqué...

Hay mucha gente pero no tanta como pensaba. Vamos caminando poco a poco. A pesar de la niebla, el Taj Mahal se ve majestuoso. Blanco, resplandeciente, silencioso.

Seguro que conocéis la historia, pero la cuento resumida.

¿Recordáis a Akbar, el de Fatehpur Sikri? Pues su yerno, Sha Jahan, fue coronado emperador mogol allá por 1628.

Estaba casado con Mumtaz Mahal (aunque tenía más esposas), que murió en el parto de su decimocuarto hijo. Y, el emperador se apenó tanto que decidió construir este enorme mausoleo en la que descansaría para siempre.

O sea, que el Taj Mahal es una tumba.

Una tumba de mármol.


Visitamos al fin el Taj Mahal

Era todo perfectamente simétrico, hasta que el emperador murió y su hijo decidió enterrarle al lado de su mujer. La historia del hijo, que no era un santo, en el siguiente post, cuando hablemos de la fortaleza de Agra.

Estamos una hora larga por los alrededores. Jardines, mezquita... accedemos al mausoleo, en el que, antes de subir tienes que ponerte los patucos sobre los zapatos.

Dentro hay mucha gente, incluso haciendo fotos con flash (es el único lugar en el que no se permiten hacer fotos). Los guardias no cesan en decir que no se puede fotografiar nada, pero muchos no les hacen caso.


Visitamos al fin el Taj Mahal

Entiendo a la gente que dice que el Taj Mahal no es para tanto. Quizás tenemos una idea subjetiva y errónea de lo que es.

Es "simplemente" un edificio de mármol. Enorme. Un auténtico derroche para su época.

Pero es el Taj Mahal. Y cada uno sabrá lo que significan para él (o ella) esas dos palabras.

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