Miércoles, 31 de Diciembre de 2014: Bruselas.

Hoy con toda la calma del mundo. A las 10 salimos del apartamento para ir a la tienda de catering a comprar la cena de navidad. Pasamos por la Grand Place, el primer día que la veo y no es de noche!! Está genial, mira que por la noche me gustaba, pero por el día gana mucho mucho. 



Hacemos unas pocas fotos, sin entretenernos mucho, y llegamos ya a la tienda de comida, Pandin creo que se llama. Tienen un montón de comidas expuestas, ensaladas… la verdad que barata no es, pero es la cena de Nochevieja. Compramos unas cuantas cosas, excepto las uvas, que las habíamos comprado ayer en Carrefour.

Volvemos al apartamento a dejar la comida, y a las once menos cuarto salimos de turisteo.

Ya no pasamos por la Grand-Place, sino que vamos hacia la estación. Pero  la sobrepasamos dirección a las galerías Ravenstein. Pensamos que serían bonitas y grandes como las Hubert… pero no. Seguimos rodeando y subiendo escaleras (está en cuesta!) y aparecemos en el lateral del Palacio Real. Íbamos a haber entrado en el museo Belvue, porque hay unos subterráneos visitables, pero decidimos dejarlo para otro día en caso de que diera tiempo.


Paramos en la simétrica Place Royale a hacer unas fotos, con la estatua de Godofredo de Buillón en medio.


Pasamos por el museo de música, que es un edificio Art Nouveau muy bonito, y después seguimos caminando, pasando por delante del museo de Arte hasta llegar a la Iglesia de Notre Dame du Sablon, de estilo gótico flamíngero según la guía. Unas vidrieras espectaculares.

La casa Art Nouveau
Las vidrieras de la Iglesia
Avanzamos por el barrio del Sablon, muy aristocrático, tiene pinta de barrio de dinero… y tras pasar por varias chocolaterías, cada cual más bonita, entramos en una.


La elegida es Pierre Marcolini, chocolatería belga con renombre internacional. Compramos algo de chocolate y nos vamos.

Podríamos haber cogido el camino recto hasta el palacio de Justicia, pero decido dar un pequeño rodeo para poder ir viendo algunos de los murales del cómic que se hallan en ciertos puntos de la ciudad.


Cuando llegamos a los pies del Palacio de Justicia por la Miniemenstraat, tomamos un ascensor gratuito para subir hasta él. La intención era tomar algunas fotografías, pero está lleno de andamios. 


Nos conformamos con un gofre comprado en una furgoneta y volvemos a bajar en el ascensor.

De nuevo callejeamos para ver murales de cómic.


Hasta que llegamos a la iglesia de Notre Dame de la Chapelle. Muy bonita también.


Al salir seguimos más ruta del comic hasta llegar al “monumento estrella” de la ciudad.

El Manneken Pis.

  
Habría unas 50 personas arremolinadas alrededor de esa esquina. Todas para hacer foto al niño meón.

Nos vamos hacia una iglesia cuyo nombre desconozco, en la Rue du Marché, al lado del Manneken. Entramos, la vemos y salimos en dirección a la Grand Place. Pasamos por el museo del chocolate, no sé si 5 o 7 euros la entrada, pero, ¿qué pasa en este país con los museos y los precios de las entradas?. Y de camino al apartamento a comer (eran las dos) paramos en un libanés a comprar algo para comer en el apartamento.

A las cuatro salimos para ir en dirección a la catedral.


Pasamos por las Galerías Saint Hubert, por verlas de día más que nada, y llegamos a la Catedral.


Hay una exposición de belenes de todo el mundo. Mención especial a los belenes japoneses y coreanos. ¿Quién no ha puesto alguna vez un samurái en un belén?


Siguiente parada, el museo del cómic. No entramos porque también es muy caro, y dicen que no merece la pena. La tienda de recuerdos es más cara aún…


Llegamos a la Rue Neuve, calle llena de tiendas de ropa. A rebosar de gente.


Camino de vuelta al apartamento, pasamos por la plaza de la Opera, donde está montada la pista de patinaje sobre hielo.


Y a la Grand Place, donde llegamos justo a tiempo para poder ver el espectáculo de luz y sonido entero. Muy bonito, pero quizás algo monótono.

Al apartamento un rato, esto de tenerlo a 1 minuto de la Grand Place es una ventaja enorme. Casi una hora después bajamos a ver el ambiente.

Al entrar en la plaza vemos que hay muchos policías poniendo verjas. Como ya he leído por internet, van a cerrarla para controlar el número de gente que entra. Debe ponerse a tope a partir de las diez de la noche… y mira que no hay campanadas (aunque sí hay cuenta atrás).

No bajamos a comer las uvas a la plaza, pero sí justo después. No sé si esto será LA zona de fiesta por excelencia de la ciudad, pero está lleno de gente joven de juerga. Han aparecido 3 discotecas de la nada, con alfombra roja y unos cuantos gorilas trajeados en la puerta controlando la gente que entra, que, por cierto, hacen cola de una manera bastante desorganizada.

Espectáculo de luces
La plaza está llena de gente, me atrevería a decir que bastante borrachillos ya... cristales por el suelo, petardos, los policias prohibiendo la entrada en la plaza por una de las entradas, por la otra cola para entrar y registrando bolsos y mochilas... virgen.

No hay nada que hacer que no sea beber. O dormir, si volviéramos al apartamento. Opción de apartamento, claramente.