Ventajas de nuestro apartamento: estamos a tres minutos de la estación de Ikebukuro, lo cual es un lujo.

Inconvenientes: te duermes oyendo trenes, te levantas oyendo trenes, y el resto del día te dedicas a subir a esos mismos trenes para desplazarte.

Hoy hemos cogido la línea Yamanote (esa circular, gratis con el JRPass) para ir a Shinjuku, la zona de oficinas en altos rascacielos.

El primer plato de nuestro menú de hoy era subir al mirador gratis del Metropolitan Government Building, y como había oído que se forman colas bastante largas queríamos llegar pronto.

Las dos torres con miradores

Cuando salimos de la estación, por la salida correcta, nos encontramos con un pequeño problema: el gps no me encuentra y aunque creo que sé por dónde hay que ir, no encuentro por dónde se puede cruzar la calle-plaza-avenida.

Así que entramos de nuevo en la estación, para seguir un cartel que había visto previamente y que indicaba nuestra dirección.


Caminaríamos por debajo de tierra 10 minutos tranquilamente, incluyendo las largas pasarelas mecánicas que hay para ir más rápido (o andar menos).

Al salir a la luz del día ya me encuentro y caminamos recto unos cuantos metros hasta llegar a la entrada del Metropolitan Government Building (se accede por la planta más baja).

Este barrio es conocido por la cantidad de rascacielos y oficinas que hay, y la verdad es que no deja de impresionarme (parece ser que se me ha olvidado lo que es Nueva York).

Mirador sur (entrando a la izquierda)

Cuando llegamos al edificio, me encuentro que no hay nada de cola ni para subir a la torre norte ni para subir a la sur. Elegimos subir primero a la torre norte, en un ascensor rápido que sube los 45 pisos en menos de un minuto.

Mirador norte (entrando a la derecha)

¡Qué vistas! Yo creo que en este viaje se está cumpliendo eso de que cuantas menos expectativas llevas, más te sorprende algo.

Volvemos a la estación para coger la yamanote hasta la parada de Harajuku. La siguiente parada es el parque Yoyogi, para visitar el Santuario Meiji.


Este santuario está dedicado al emperador Meiji (y a su mujer), el primer emperador del Japón moderno (que comenzó tras acabar con el shogunato Tokugawa).

La entrada al templo es gratuita, pero hay algunas zonas a las que si quieres acceder, sí has de pagar (una para ver un ¿pozo?. Lo siento pero no recuerdo :( )


Salimos del parque para dar un paseo por Omotesando, aunque nuestro camino no era al azar, sino que íbamos en dirección a el, según dicen, "mejor restaurante de gyozas de Tokyo".

La verdad es que empezaba a echar en falta en este viaje "garitos" de este estilo para comer.

El local tiene planta cuadrada y en el centro están los fuegos donde cocinan los pocos alimentos que ofrecen en la carta (básicamente gyozas). Alrededor de ellos una barra en la que poder comer. Y en uno de sus laterales, mesas con bancos.


Pedimos primero seis gyozas por probarlas, que después del ramen no me quería lanzar... y, a ver, no es por generar polémica, pero simplemente "se dejan comer". Que eso no significa que estén malas, no. Y como muestra de ellos decir que pedimos otras seis más y arroz para complementar nuestra comida de hoy. Pero es como decir que "un filete de pollo está delicioso". Pues hombre, malo no está, pero tampoco es una delicatessen.


En fin. Que comimos y nos fuimos en dirección al gran bazar oriental, a por souvenirs. Con tan mala suerte que los jueves (o sea, hoy) es el único día que cierran.

Nos marchamos en dirección a Takeshita Street, pasando antes por un centro comercial cuya entrada repleta de espejos, mo-la-mu-cho.


Además sí vais os recomiendo que subáis a la última planta, donde hay una terraza con vistas a la zona.

Takeshita Street es la calle de la moda. Que no de las grandes firmas de moda. Es una calle estrecha de casi medio km de largo, repleta de tiendas de ropa, calzado, y tiendas de comida para comer en la calle (crepes con mil y un rellenos de colores pastelosos, algodones de azúcar con los colores del arcoiris...). Empalaga solo de verlo (la calle en general).






Está llena de gente, porque como ya dije en el post anterior, parece que los tokiotas no tienen casa y se dedican el día a pasear calle arriba, calle abajo.



Pasamos por el apartamento para descansar un poco porque la siguiente actividad requiere muchas energías: karaoke!!!

Elegimos el neko karaoke (o algo así), en la zona de Shinjuku (donde hay un godzilla encima de un edificio!!).


Las salas, ya sabéis: individuales. Te metes con tus amigos y ya puedes desgañitarte cantando que los de al lado no te oirán (sobretodo porque estarán inmersos en su propia Operación Triunfo). Muchas canciones en inglés, por supuesto que también en japonés, y alguna en español.


Nos lo pasamos como los enanos (o al menos yo, que soy quien escribo). Si hubiera este tipo de karaokes en España, tendría tarjeta de socio, seguro.

Volvemos para casa pronto, porque al día siguiente nos toca madrugar para ir de excursión. De vuelta a casa veo mi primera sandía cúbica. Tonterías que hacen a una feliz...

Sí. 175 euros al cambio. Alucinante capitalismo-consumismo-nivel de vida