Lunes 10 de julio de 2017

No hemos pasado nada de frío bajo las dos mantas, pero salir de debajo de ellas significa chocarse con los 13 grados que hay en el exterior, lo cual significa uno 18 en nuestra habitación.

Desayunamos justo enfrente de nuestra puerta, un poco de fruta, tostadas, huevos y yogur. Y el té negro que ya viene siendo costumbre estos días.

De camino a la estación de Nuwara Eliya


Hoy sí que tengo tiempo de poner un poco al día el blog, porque hasta las 11:30 no llegará Hansa, quien, aunque hoy no tenemos contratado, se ha ofrecido para llevarnos a la estación porque "le pilla de paso".

Un detalle por su parte. Además, adelantando acontecimientos, se quedó con nuestras maletas y así no tuvimos que ir cargados en el tren.

En 20 minutos llegamos a la estación, pero nuestro tren sale a las 12:35 y además trae unos 10-15 minutos de retraso por la lluvia. Porque el día además es de perros. Muchisima niebla, lluvia fina tipo orbayo, y frío, claro que frío.

Tren Nuwara Eliya a Ella

En lo que esperamos al tren charlamos bastante con él. Como ya he dicho, trabaja para Sangeeth, aunque su plan (como el de todo subcontratado, supongo) es poder trabajar para sí mismo algún día. De hecho me pide que le haga un poco de publicidad.... y la verdad es que se lo merece. Así que aquí dejo su página de facebook, por si queréis contactarle.

Un tren con mascotas


El tren llega, subimos, y nada más sentarnos en nuestros asientos (en un vagón en el que sólo vamos turistas) veo una pequeña cucaracha que sale del reborde de la ventana.

Dios, NO-PUEDE-SER.

Tren Nuwara Eliya a Ella

No puedo evitar pensar en el "tren de las cucarachas" de Vietnam... Pero, a ver. Si este es uno de los trayectos más bonitos en tren del mundo (dicen), y los viajeros siempre ponen por internet que fue una experiencia genial, irrepetible, preciosa... ¿Tengo imán para las cucarachas? ¿O es que ellos no las ven?.

Me resigno a ver el paisaje desde el asiento más lejano a la ventana mientras vigilo que no haya más mascotas por ahí. El resto de turistas están descalzos, asomados a las ventanas, leyendo, comiendo.... felices sin cucarachas.

La reina de las cuquis


Poco a poco voy animándome y acercándome a las puertas (que van abiertas), haciendo alguna foto... y en uno de los momentos veo una cucaracha ENORME en el pasillo. En todo el medio del vagón. Venga, ¿es que nadie más la ha visto?.

Tren Nuwara Eliya a Ella

Se me pasa por la cabeza la idea de saltar sobre un asiento y empezar a gritar, pero esto no es un hotel de 5 estrellas en el que el director vaya a acercarse y presentar sus disculpas por haber tal bicho en todo el medio... así que opto por la opción silenciosa: me quedo de pie el medio del vagón y señalo, sin abrir la boca, al bicho.

Los turistas empiezan a mirar hacia donde señalo y a poner cara de asco (al menos tienen algo de corazón, ya les creía estatuas de piedra).

Un ceilandés que andaba por allí se levanta, acerca a la cucaracha y sin despeinarse le pega un puntapié que manda a la cucaracha al otro extremo del vagón.

Tren Nuwara Eliya a Ella

Esta idea habría sido perfecta si no fuera porque el ángulo de disparo se le desvió unos grados y dicha cucaracha acabó encajada bajo la maleta rígida de un par de chinos, que estaba tirada en el suelo.

Como os digo, no fue perfecto, pero tengo un sexto sentido para ver cuándo las cosas se van a poner divertidas, y este momento prometía. Mucho.

El ceilandés caminó hasta la maleta, la levantó pocos centímetros del suelo, con su dueña al lado (que no se enteraba de nada, pero, así son los chinos...), y le propinó otra patada, en la que no tuvo en cuenta que al otro lado de la maleta había una bolsa de plástico con la comida de estos chinos.

Tren Nuwara Eliya a Ella

Obviamente, es donde el (pobre) animalico fue a parar.

Levantar bolsa, nuevo empujón, y la cucaracha se queda en la zona de las puertas.

Nueva patada hacia la puerta abierta.... cucaracha out.

El resto del corto recorrido lo dedicamos haciendo fotos y algún video. Después del incidente con la reina de las cucarachas, entiendo que las pequeñas no se atreverán a salir... y además ahora somos todo el vagón los que sabemos de su existencia.

Tren Nuwara Eliya a Ella

Ella


Llegamos a Ella, que es un pueblo con dos calles en forma de V. Y ya.

Tren Nuwara Eliya a Ella

Hanza nos espera con las maletas pero el coche no puede llegar hasta nuestro alojamiento, así que cogemos un tuktuk por 300 rupias que nos lleva al hotel. Le decimos que si nos baja por 200 y nos dice que sí... dejamos las maletas y volvemos al pueblo a comer, al Chill Café.

Es un chiringuito bastante chic, o hipster, no sabría muy bien qué decir. Hanza nos dijo que es el mejor de Ella (en cuanto a sanidad, entiendo) y a él vamos. Eso sí, nos dijeron que el Stir Fried Chicken with Rice no picaba... y picaba, mucho.

Tren Nuwara Eliya a Ella

Después de comer damos un pequeño paseo por las calles y por 300 rupias volvemos al hotel, donde nos esperan con un té y unas fabulosas vistas a la montaña.

Tren Nuwara Eliya a Ella

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