Jueves, 18 de Julio de 2013: Mingun y último día en Mandalay.

No ha aparecido Mr. Shaw! Habíamos quedado a las 8:30 y bajamos a y 25, esperamos 10 minutos y nada. Y el ferry a Mingún salía a las 9, asi que no nos quedó otra más que coger otro taxi (de los que esperan en el hotel). Por el mismo precio nos llevó al Mingun Jetty, el puerto de donde sale el barco “turístico” a Mingún.

El billete son 5$, pero no dejan pagar en dólares: 5000 kyats. Llegamos, pagamos y justo llega el barco. Aparca en tercera fila, lo cual implica que tenemos que saltar de cubierta en cubierta, aparte de la tabla de 20 cm de ancho, apoyada en la arena y en el primer barco, por la que tenemos que subir para llegar al primer barco.

Los trabajadores hacen una fila, van dándonos la mano a los torpes turistas para ayudarnos a subir.

Por la tabla de la izq, el barco nuestro no se ve
Una vez en el barco, enciende los motores y vamos navegando río arriba. Por cierto, el mobiliario para sentarse del barco consiste en 2 hamacas de bambú, unas 7 de algo como paja, y 7 sillas de plástico desteñido.


En una hora llegamos a Mingún. Para en el primer puerto. Esta vez podemos saltar del barco al suelo.

Hay 4 pagodas para visitar en el pueblo. Decidimos ir a la más lejana, pensando en que los turistas se quedarían en la más famosa (la primera), y acertamos.

Llegamos a la última, Hsinbyume pagoda, y nada más entrar se me acerca una birmana con una cámara, diciéndome algo en birmano. Asumo que quiere que le haga una foto. Digo que sí con la cabeza y entonces se gira, da la cámara a una amiga suya (iban 4 mujeres) y se pone a mi lado. Quería hacerse una foto conmigo! Pues nada, nos ponemos las dos y una foto. Y les decimos a las amigas que también se pongan. Van cambiándose entre ellas, y con las cámaras, el móvil, mi cámara (que también se la doy para que nos haga la foto). Un reportaje muy chulo :D.

Esta pagoda es muy bonita por el color blanco que tiene. Había varios trabajadores encalándola, con un aspersor y a fumigar. Hemos salido con los pies blancos.


Después fuimos volviendo por el camino principal, todo lleno de tenderetes de cuadros y souvenirs, y bastantes bares: chozas de bambú con 4 mesas, 16 sillas y una nevera con cold water, cold cola, cold beer.

Llegamos a la campana de Mingun, una campana de 55555 viss (90 toneladas), la campana más grande del mundo (hay otra más grande en Rusia, pero está rota así que no cuenta). Efectivamente es grande. Te puedes meter dentro mientras tocan (golpe con un madero).


Lo siguiente que encontramos es la Moimi pagoda, una pequeña pagoda con una pequeña estatua dorada de algo que no parece un buda. 

... y además da algo de miedo.
Rodeamos y salimos por un lateral, para ir a dar a la atracción estrella de Mingun: la Mingún pagoda.

Pero no! No es una pagoda! Iba a haberlo sido, la más grande del mundo (construida por el rey Bodawpaya en el siglo XIX, el mismo que el de la campana, le gustaba lo grande al hombre…), pero el rey murió y se dejó de construir. Y el terremoto que hubo hace unos años la ha resquebrajado por completo.

Lo único que se construyó fue la base de la pagoda, y mide 76 metros de altura. Es un mazacote de cuidado.


La rodeamos totalmente solas por detrás, evitando el puesto de tickets que está en la entrada. Y somos tan tontas que al llegar al frente decimos: vamos a tirar por este caminito!. Y nos asalta el hombre de los tickets: “Hola hola, teneis que pagar 3000 kyats para poder ver”. “No, si no vamos a subir, no pagaremos” (sólo hay que pagar por subir, o eso dicen). “Si no pagáis no podréis ver nada de Mingún”. “Ok, pues nos vamos”.

Ya habíamos visto todo… sólo nos quedaba ver una pagoda en el embarcadero… 

Eran las 11:45. El ferry vuelve a las 13. Pues… a la terracita de la choza, cerveza y agua. Estuvimos casi una hora allí, charlando con las vendedoras, que abrasaron a un grupo de unos 15 franceses que estaban al lado sentados.

No sé si se aprecia, pero pone "Taxi"

Y luego nos fuimos a ver la pagoda del embarcadero, y esperando a que saliera el barco, viendo cómo se bañaban en el río unos chiquillos, que trepaban a los cinthas (unos animales mitológicos como leones, de unos 2 metros de alto) de la orilla y se lanzaban al río. 




Y se lavaban los dientes en el río. Y la ropa. Y los cacharros de la cocina. Todo a la vez.


La vuelta duró 40 minutos, más cortita, y al salir nos atacan un montón de taxistas: moto, coche, trishaw… ei, trishaw si! Al zeigyo market, 1500 kyats.

Zeigyo market
El mercado, no es un mercado… es como un makro pero de la segunda guerra mundial. Nada de “te vendo un pareo”. Ahí te vendían paquetes de 50 pareos, o la tela por metros. Los bote de paracetamol (verídico) de 20 en 20. Etc.


Al final salimos y nos dedicamos a ver todos los mercados que hay alrededor, que parece ser que se juntan 4 diferentes, tres en edificios y otro por la calle.

Nos llega la hora de irnos, porque tenemos que reorganizar las maletas.

Hoy es el ultimo día en Birmania. Me da un montón de pena, la verdad es que me quedaría aquí 10 meses más. Me ha encantado todo lo que he visto… no se, se está genial cuando se viaja, y más aún cuando te encuentras gente encantadora por el camino.

En fin. Mañana a Bangkok... y volveré a Birmania. Algún día.