Relato los dos días de Hoi An en la misma entrada. Lo siento por la falta de fotos... intentaré rescatar alguna del móvil y subirla en otro momento. Estos dos días son el principal motivo por los que el blog va tan retrasado.

Viernes, 14 de agosto de 2015: Hoi An

Me levanto con la tripa algo revuelta, pero no le doy importancia.

Bajamos a desayunar pero nada más sentarme en la silla empiezo a marearme. Llego a la habitación justo a tiempo de tumbarme en la cama, con un zumbido en los oídos que después pasa a ser un pitido. Un mareo, o bajada de tensión, o no sé qué sería. Consigo meter en el estómago un yogur, y, con un litro de sueroral en la mano, bajamos a conocer la ciudad.

Hace un calor increíble. Aunque lo peor no es el calor, sino la humedad. Puede que suene exagerado, pero andábamos sobre los 36 grados con un 70 o 80% de humedad. Y sol, mucho sol.

Poco a poco consigo llegar al famoso puente japonés. Las fotos que habían visto deben estar muy retocadas, porque el puente es mono… pero tampoco me parece imperdible.

El pueblo tiene calles estrechas pintadas de amarillo, comido por la humedad y los desconchones, que le dan cierto aire de antigüedad. Pero está lleno de tiendas. Y vendedoras sin tienda. Y turistas.



Una de las mayores atracciones allí son las sastrerías. Entramos en dos: una que se llama Phu Phu, que me gustó bastante pero quería pensármelo (y luego resultó demasiado lejana para ir) y luego la famosa Wall Street Tailor, que me pareció cara (pero amables).

No ha pasado ni hora y media (y con muchas paradas) pero no puedo con el alma. Nos volvemos al hotel y hasta por el camino intento regatear a uno de los insistentes ciclo-taxistas para que me lleve hasta el hotel, aunque no hay ni 4 minutos en bici. Me pedia 100mil dongs… le dije que no.

De alguna manera que desconozco vuelvo a derrumbarme en la cama nada más llegar. Escalofríos, dolor muscular (la espalda rota) y de tripa. Me pongo el termómetro, tengo algo de fiebre, así que tomo paracetamol de 1g. Me quedo dormida hasta la hora de la comida, la cual pedimos al servicio de habitaciones.

Arroz blanco para mi.

Nada más comer vuelvo a encontrarme fatal. Aunque no han pasado ni 3 horas del paracetamol tengo 38 de fiebre. Decido no automedicarme y hacer uso del seguro de viaje… a pesar de la franquicia médica de 60 euros (esto os cuento de mi seguro de viaje).

Desde recepción llaman a un médico que tarda apenas media hora en llegar a la habitación. Habla inglés (muy bien comparado con la media general, porque le entiendo a pesar de cómo me encuentro) y francés.

Su diagnóstico que es una gastroenteritis provocada por alguna infección y me da un carro de medicamentos: ciprofloxacino 5 días, espasmaverine 3 y paracetamol hasta que deje de tener fiebre. Comer: pan, arroz, sopa de arroz y yogures.

El resto de la tarde lo paso en la cama. Ceno algo del arroz que tenía de mediodía. Otro chute de medicinas y a dormir, aunque no parece que vaya a ser fácil.


Sábado, 15 de Agosto de 2015: Hoi An.

He pasado una noche horrible, sobretodo la primera mitad.

Sigo con fiebre, aunque consigo comer algo, sin ganas. Hago el esfuerzo de bajar a la sastrería de enfrente del hotel, Cocoon Silk Shop (quería hacerme un vestido), tanteandome a ver cuánto aguanto, que mañana tenemos vuelo... y lo consigo. Media hora. Vuelvo a la habitación y duermo hasta la hora de la comida, que la hacemos en el restaurante.

A medida que pasa el día me voy encontrando mejor. Ya no me mareo (pero sí me canso mucho). El ciprofloxacino hace maravillas.

Tras la prueba en la sastrería y encontrarme algo mejor, me atrevo a salir al mercado nocturno, que está a menos de tres minutos.



Unos puestecillos y como sigo encontrándome bien, cruzamos al puente japonés, que está iluminado.


Parece que con la noche contraten extras para hacer bulto en la calle. Está lleno de gente, hay vendedores, turistas, taxistas, representaciones, comida, puestos, luces encendidas…

Empiezo a cansarme demasiado.



Volvemos al hotel. He estado 1 hora fuera y ha sido suficiente para mi.

Ceno algo de arroz, medicamentos y a la cama.