El maravilloso karma, debería titularlo.

Casi debería comenzar por los acontecimientos que tuvieron lugar el día anterior al inicio del viaje. Fue un caos de día, pero para resumirlo diré que me pasé medio día lidiando con una gran gotera.

Cara A del Karma


Al día siguiente en Madrid: se nos estropean las escaleras mecánicas que bajan a los andenes justo cuando estamos en ellas, bajando para coger el siguiente tren. Me casi caigo por ellas, pero al final lo evito simplemente dándome golpes en el lateral del tobillo cada vez que bajo con la maleta, que pesa 19 kilos (y más adelante explicaré el porqué) y la mochila que pesa 7. Uñas rotas, moratones, carreras.

Llegamos al aeropuerto y llamamos al hotel para que venga a buscarnos. Justamente acababa de irse el chófer, asi que nos toca esperar 25 minutos a que vuelva. Qué casualidad.

Nos alojamos en el hotel Nuevo Boston, a 3 minutos en coche de la terminal 1, y a 7 u 8 de la terminal 4. Un hotel de 4 estrellas, con habitaciones amplias, limpias, traslado gratuito al y del aeropuerto y con piscina.


Decidimos ducharnos, cenar en la habitación la tortilla de patata que nos habíamos traído, y dormir, porque al día siguiente teníamos que coger el transporte al aeropuerto a las 7 de la mañana, y queríamos desayunar antes.

Desayunamos, rehacemos las maletas repartiéndonos el peso y decidiendo qué teníamos que llevar en la de mano para poder aguantar las casi 24 horas de vuelos y escalas que tenemos.


Llegamos al mostrador de la Etihad y había muy poca gente. En 15 minutos nos toca. Una maleta pesa 18’5 y la otra 16. Pasamos el control de seguridad (saco portátil y Tablet de la mochila, pero cada una en su funda. Y no me dicen nada).

De paseo por el Duty Free de Barajas


Y paseamos un poco por los duty free. Los duty free son esos momentos en los que ves y tocas cosas caras que sabes que nunca comprarás. Y lo primero que vimos fue el mostrador de las cremas de la prairie. Miramos, probamos una en la cara. Y una trabajadora de allí nos dice: esa no es para el contorno de ojos! Y se produce entonces un debate informativo en el cual la mujer explica los distintos tipos de cremas que hay, los efectos, el orden, el… no se. La crema más barata (15ml) eran 107, pero había otras de 400 y 500 euros. Yo acabo en la cara con un serum para el contorno de ojos, de crema de caviar de nosequé, y probando otra crema extraña.

Tras el lifting de cremas, damos las gracias y nos vamos al siguiente duty free.

Etihad Airways


Llegamos a la puerta de embarque y esperamos. Somos casi los últimos en entrar en el A330 que nos llevará a Abu Dhabi.

El avión está bien. No entiendo cuando la gente compara esta compañía (Etihad) con Emirates o Qatar y dicen que Etihad es inferior. A nivel economy yo creo que estas tres son iguales. Voy a decir incluso que Turkish airlines es mejor, porque el espacio en los asientos es igual que con las tres compañías de oriente medio pero ellos además incluyen un reposapiés que me abrió un mundo nuevo de posibles posturas para dormir.


Teníamos mantas (que creo que se pueden llevar si te gustan), riquísimas, como de polar, y una almohada que se puede usar de manera normal como como almohada cervical (la típica que se infla y venden en los chinos).  Y a la hora, pasan con el menú.


Yo me alimento a base de panes y robo el couscous, quesitos y crackers para luego.


Duermo un poco, paseo un poco, veo un capitulo de Friends (en el que una medusa pica a Monica, aunque es mas conocido por su “estábamos tomándonos un descanso!!” de Ross), y una peli, shaun y las ovejas (o algo parecido). Y un trozo de Oceans Eleven. Por cierto. Solo había en español una película. Que era española. Y nada de que traigan subtitulos en inglés… la verdad que de entretenimiento tiene bastante poco. Muchos juegos muy jugables, música entretenida, y el wifi a 11 dólares 2 horas.


Cara B del karma: Hotel gratis para pasar la noche.


Aterrizamos con retraso, de unos 5 minutos, pero después tarda otros 20 en llegar a la terminal… Son las 20 al final cuando desembarcamos. Como nuestro próximo vuelo salía a las 8:10 de la mañana, Etihad nos había facilitado un hotel donde pasar la noche. No nos sabían decir cuál era, asi que al llegar teníamos que dirigirnos al “transfer desk”. Llegamos a un control de seguridad bastante light, con cintas con rayos y arcos para pasar por debajo. Lo pasamos, y nos dirigimos, doblando dos esquinas, al tal transfer desk. Esperamos. La gente a la que están atendiendo es superlenta (no los que atienden, no, esos pudimos comprobar que son eficientes). Me dicen que es correcto, que tenemos un hotel, y me da un cupón con el que me dice que vaya al chauffer desk, que desde allí me llevarán en coche al hotel.

¿En coche? Pero si siempre que hablé con la Etihad me comentaban que sería el hotel de al lado del aeropuerto, el Premier Inn, que está bien, pero no deja de ser un hotel de aeropuerto. Nos gustaba la cercanía sobretodo… bueno, no vamos a poner pegas.

Para llegar al chauffeur desk tenemos que desandar lo andado y pedirle a un hombre de seguridad que nos abra una puerta lateral al control de seguridad…. Otros 4 pasillos largos, escaleras, y quiebros raros, y nos toca pasar el control de inmigración. Extremadamente lentos, no seríamos más de seis personas en cada cola. Algo secos, y con un inglés que murmura con desdén, consigo entender la pregunta: que si es la primera vez que hemos estado aquí, o en Dubai. Nos pone un sello y al fin llegamos al Chauffeur desk, donde entrego en cupón. Me dice que nuestro hotel es el Rotana Yas, con todas las comidas incluidas, y que ahora vendrían a buscarnos para llevarnos en coche. Wala :|

Los coches en Abu Dhabi son tema aparte. No era un Ferrari, tampoco os penséis…. Pero viene una especie de furgoneta – cuatro por cuatro en el que subimos, asientos de cuero blanco, y cuando el conductor se monta le miro con cara de: mi puerta (que es como las de las vans) está abierta. Me dice “automatic”, da a un botón, y se cierra.

No hay nadie por la calle a esas horas (las 21). Llegamos al hotel, que está en la Yas Island. Un hotelazo. Entregamos el cupón y nos dan una habitación doble, con todas las comidas, y nos dicen que mañana a las 6 nos recogen para llevarnos al aeropuerto.


Subimos a la habitación y rehacemos el plan. Son casi las 21:30. Localizamos en un mapa el hotel y la mezquita de Sheik Zayed que queríamos visitar. 24 km de distancia, que dado el tráfico y los semáforos podríamos llegar en 20 minutos… la mezquita no sabemos si cierra a las 22 o 22:30. El buffet de la cena sí cierra a las 22:30. Y al dia siguiente tenemos que madrugar.


En la vida hay que tomar decisiones y esta fue una no muy difícil: es de noche, estamos cansadas, tenemos hambre, y aún nos queda otro avión.


Nos fuimos al buffet. No muy variado y la mayoría con comida tailandesa y malaya. Todo picante. Suerte que en estos sitios nunca falta el bol de arroz hervido (steam rice) y una de patatas (en puré, con ajo, superrico).


Después de matar una pequeña cucarachita en el baño (muchas cuatro estrellas y mira, albergan cucarachas pijas), me doy una ducha y soy una persona nueva. A dormir, alarma a las 4:30 de la mañana.

Entre algodones he dormido, con nórdico y una almohada maravillosa. Cuando empieza a amanecer vislumbro lo que ya supuse anoche: estamos al ladito del Yas Viceroy, y por tanto del circuito de F1. Se ve poco, pero me hace ilusión.


A las seis y cinco nos recogen. Es un desierto Abu Dhabi, y están construyendo mucho, de la nada. 


Mismamente el aeropuerto nuevo, que va a ser monstruosamente grande, y propiedad de la Etihad parece…


Nos dejan en la terminal 3, entramos, y vamos directamente al control de seguridad, donde ni saco el portátil. Pito porque se me olvida quitar el reloj. 


La guinda del pastel


Damos un paseo por la terminal para llegar a la Premium Lounge de la Etihad (a la vuelta tenemos una escala de casi 8 horas nocturnas). 66 euros por persona 5 horas. Me da una tarjeta para que vea en internet las opciones que tengo… pero he descubierto en las puertas de embarque 21 y 22 unos sillones donde tumbarte cómodamente a dormir. Ya veremos.


Vuelta arriba y vuelta abajo, comienzan a embarcar. Se forman unas filas increíbles… y todo para montar en autobús, que te lleva al avión. Esperamos casi hasta el final. Entrego los billetes, me tacha la chica los asientos y me dice: you go to bussiness, 9F y 9K.
Me quedo a cuadros, y le  pregunto “sorry, did you say…bussiness?” “Yes yes, you two”

El viaje en bus hasta el avión me lo paso flipando. No puede ser, no puede ser. Bussiness? El de la Etihad? Pues sí señor.

No sabemos el motivo pero a unos cuantos turistas nos han movido aquí. Y estamos todos metidos en nuestro asiento-capullo que no salimos para nada.


Nada más sentar nos dan un menú para preguntarnos lo que queremos desayunar. Y al rato viene a tomar nota de mi pedido! Le digo lo poco que quiero y me dice: lo quieres ahora después de despegar o prefieres dormir un poco antes?  :O

Tenemos neceser con calcetines, cepillo de dientes, tapones para los oídos, cremas de una marca que juro que he visto antes en la Vogue (porque me han dado revistas a elegir!!), antifaz para dormir. Un cojín en condiciones, de tela, como los de casa. Y para qué hablar del asiento, ese que se reclina hasta convertirse en una cama… y que además tiene dos modos para dar masajes.


Pasan también de una manera bastante aleatoria ofreciendo una copita de agua, o de zumo, o de champan. Champán!

La manta es nórdico por un lado y pelo largo suave por el otro. Maravillosa.

He dormido un par de horas y al poco de despertarme aparece el camarero y me dice que si me apetece desayunar. Y me trae lo que le pedí. En copitas de plata y con una cuchara supermona!!!


Qué rico. Al acabar le he preguntado si podía tomar un té… y me lo ha traido!

Va a ser muy duro volver a la realidad de aviones incómodos… pero lo estoy disfrutando como los enanos. Los auriculares estos que tienen de cancelación de ruido exterior son buenísimos (son los mismos en economy que en bussiness).


Así que aquí estoy. Escribiendo un poco para actualizar el blog, en mi huequecito de bussiness, mientras escucho el Barbero de Sevilla (una ópera era lo que más le pegaba al momento chic que estoy viviendo).

De momento, el karma compensa, ¿no?

Claro que no todo iba a ser bueno, es lo que tiene el karma. Y hemos tardado hora y media en poder salir del aeropuerto de Ho Chi Minh.


Vuelta a la cara A: colas interminables


Para poder entrar en Vietnam, si eres de ciertos países y sólo vas a entrar una vez (entre otros requisitos), no necesitas visado desde Julio (hay una entrada en el blog sobre la exención de visado). Nosotros vamos a entrar dos veces, y por tanto necesitamos visado de múltiple entrada, así que al llegar nos hemos dirigido a un batiburrillo de personas congregadas en un gran desorden alrededor de un pequeño cristal con tres ventanucos. Para el primer ventanuco hacías cola. 

Al llegar tu turno entregabas la carta de invitación, una foto y un papel relleno. Y el pasaporte. Y te decían: espere ahí sentado. OJO, que para hacer la visa tienes que seguir los indicadores que ponen "landing visa", y no hay muchos.


“Ahí” son 4 filas de 10 asientos. Pues si había 40 sentados…habría otros 40 de pie. Esperando al tercer ventanuco (el segundo estaba por estar), desde el que una mujer leía a través del micrófono los nombres (fueran de la nacionalidad que fueran) , esa persona acudía, pagaba el importe correspondiente (65 uds nosotros, aunque también se puede pagar en euros o en dongs), le daban el pasaporte con el visado pegado y, hecho. ¿Fácil, verdad?

Pues hemos esperado una hora. Arremolinados alrededor de la ventanilla. Cuando el nombre sonaba algo parecido al tuyo te acercabas, te enseñaba la foto a través del cristal y oye, si eras tú, premio ganador!

Una vez conseguido esto, vamos a la cola de inmigración. Esta ha sido más corta, apenas 10 minutos. En ese momento empezamos a preguntarnos qué sería de nuestras maletas, que tenían que estar las pobres mareadas de dar tantas vueltas en la cinta…

Nos las encontramos junto con otras cuatro en el suelo, ya ni siquiera en la cinta. Enteras y sin desperfectos, bien!

Al salir del aeropuerto, puaf. Golpe de calor (tampoco mucho), humedad, olores, pitidos… estoy en Asia!!

Hemos llegado al hotel en el coche que habíamos contratado con ellos previamente, y como es tarde, me voy a dormir y mañana cuento más.

Por cierto, que mañana (viernes) volamos a Camboya, así que cuando digo "mañana" espero poder escribir. Dadme cuartelillo! :D