Miércoles 15 de Agosto de 2018. – Interlaken – subida al Schilthorn


¡Hoy por fin nos vamos a Interlaken! Es uno de los motivos por los que venimos a Suiza, para qué voy a engañaros. El único pero es que nuestro tren a Interlaken desde Lucerna sale a las 8:05, así que nos toca madrugar bastante 

Aunque hay mucha gente esperando, al final conseguimos asientos… en el lado equivocado del tren.
Sí amigos… si hacéis el recorrido de Lucerna a Interlaken en tren, el lado con mejores vistas es el derecho (en el sentido de la marcha).
Vistas desde el tren panorámico de Grutschalp

Nosotros comenzamos hoy a usar el Swiss Travel Pass de 4 días que compramos por 231 euros en la web de happyrail, y nos da acceso gratuito en un montón de recorridos y medios de transporte, y descuento en otros. Hablé sobre esto largo y tendido en el post sobre qué ver en Interlaken así que si queréis más información podéis leerlo. Además, con la Swiss Travel Pass en estos recorridos no necesitamos ni reservar asiento o sacar ningún billete previo. Una gozada.
La verdad es que el trayecto en tren hasta Interlaken es muy bonito, pero a medida que nos acercamos el paisaje va cambiando y convirtiéndose en mucho más escarpado. Me encanta.

Llegada a Interlaken

A las 9:55 llegamos a la estación de tren de Interlaken OST. Tenemos 15 minutos andando hasta el hotel, arrastrando las maletas a una temperatura muy superior a la que imaginábamos… vamos, que llegamos con una sudada bastante maja.
Un glaciar en Interlaken
Calor que contrasta con el fresquito de este glaciar... ¡increíble!

El hotel de Interlaken (Blume – El Azteca) es un hotelito cutre alojado en un edificio cuyo bajo alberga el restaurante mejicano. La dueña es encantadora, no voy a decir que no, pero hemos pagado 225 CHF (200 €) por una habitación doble con baño compartido, dos noches. Los baños se encuentran desperdigados por los descansillos de las escaleras: 3 para creo que cuatro habitaciones, aunque el hotel tiene 16 habitaciones y me da que no hay 12 con baño privado...

A pesar de nuestro cansancio, nada más llegar dejamos todo en recepción y nos vamos corriendo a la estación de tren para coger el primer tren a Lauterbrunnen. 

De Interlaken a Mürren: tren panorámico de Grutschalp

Los trenes de Interlaken a Lauterbrunnen salen a las xx:05 y xx:35, del andén 2A si vas a Lauterbrunnen y andén 2B si vas a Grindelwald.

Llegamos a Lauterbrunnen y cogemos el teleférico a Grütschalp, en el que hay una gran cola (por llamarlo de alguna manera, porque realmente el apelotonamiento de gente en la puerta no parece seguir ningún orden concreto). Una vez en Grütschalp no sabemos muy bien qué hacer porque no parece que haya absolutamente nada, así que seguimos los indicadores hacia el tren panorámico hasta Murren.

Y qué gran acierto. El tren es bonito y antiguo. Y las vistas desde él son de quitar el hipo. Qué preciosidad de paisajes, es algo increíble.
Vistas desde el tren panorámico de Grutschalp

Diviso desde la ventana mi primer glacial. En lo alto de una montaña. El único adjetivo que se me viene a la cabeza, por tosco que suene, es “brutal”. Sencillamente asombroso.

Este tren panorámico te deja en un extremo de Mürren, así que toca caminar tooodo el pueblo (que no tiene nada, pero es bonito y tranquilo) hasta el siguiente teleférico, el que sube a Birg.
Pueblo de Murren en Interlaken

Subiendo al Schilthorn en teleférico

Para este teleférico ya nos toca parar en las taquillas. El trayecto desde Murren hasta el Schilthorn sí entra gratuitamente en la Swiss Travel Pass pero tienen que darte un ticket especial para poder validarlo en los tornos.

Aunque no es un teleférico propiamente dicho: es una góndola que sale cada 15 minutos, en la que entran unas 100 personas. Hacemos la cola y entramos en la primera góndola. No pinta bien: desde el cristal se puede ver cómo los cables del funicular se pierden en la más absoluta niebla.
Teleférico al Schilthorn

Efectivamente llegamos a Birg y hay un 90% de niebla… nos dirigimos a la siguiente góndola, que lleva al Schilthorn, a 2960m sobre el nivel del mar. ¡Y pensar que hace 1 semana estaba a 0m sobre el nivel del mar!.
Teleférico al Schilthorn

Como predije, desde el Schilthorn no se ve nada. Antes de subir a la góndola nos ponemos la sudadera y la cazadora. Arriba hay sólo 7 grados de temperatura y nada de sol.

Aquí en Schilthorn es donde se rodaron escenas de la película “007: al servicio de su Majestad”, y podría decirse que la visita está totalmente tematizada al respecto: carteles con información sobre la película, pantallas emitiendo en bucle las imágenes de la película rodadas aquí, fotos a tamaño real con los personajes de la película…

Dentro del edificio hay 3 personas tocando la típica música suiza (digo yo, al menos a mí me recuerda mucho a Heidi) y bastantes mesas con sillas, donde parece ser que todo el mundo está comiéndose los tapers que han traido de sus casas y no los cuatro bocadillos que venden a precio de oro en el puesto que hay en su interior.
Plataforma del Schilthorn

Salimos a pasear por la plataforma de fuera pero… no se ve nada.

Así que resignados entramos y esperamos a que queden un par de sillas vacías y una mesa, y nos hacemos nuestros propios bocadillos con el pan que hemos comprado en un Coop de Interlaken (2’40 € la barra de pan, ¡tela!).

Una nota con respecto a la altura: yo estoy mareada, como si todo me bailara, y me duele algo la cabeza. Pero no creo que sea achacable a la altura, sino al vaivén de las ya tres góndolas que hemos cogido para llegar hasta aquí.
Plataforma del Schilthorn

Tras comer y reposar viendo “la nada” (es el apodo cariñoso que le puse hace unos años a la niebla densa que tanto se ve en mi tierra), salimos a dar otro paseo. A veces parece que despeja un poquito, pero siempre es por el lado “equivocado”, es decir, el opuesto a donde se encuentran los tres grandes de Interlaken: el Eiger, el Monch y el Jungfrau.
Vistas desde el Schilthorn

Regresamos de un Schilthorn envuelto en niebla

Cansados de dar vueltas sin nada que ver, decidimos regresar tomando la góndola hasta Birg.

Como por Birg, que no es más que una parada intermedia hemos pasado volando a la subida, decidimos parar a ver qué más hay que hacer. Y lo hay, pero yo tengo algo de vértigo y paso de hacer el “thrill walk” que anuncian en todos los carteles. Ya tengo yo bastante “thrill” en el cuerpo con el mareo que llevo encima, que parece que camino en un barco imaginario.

Así que espero mientras mi compa hace el recorrido, que disfruta como un enano.
Niebla en el Schilthorn
Sí, eso es lo que se debería ver...

En esa espera POR FIN despeja por donde tiene que despejar, y sí, veo… veo algo. No sé si el Eiger, el Munch o el Jungfrau. O quizás ninguno. ¿Vosotros cuál creéis que es?

Volvemos a la góndola, 20 minutos de espera que se hacen interminables. Son las tres de la tarde y creo que estamos bajando casi todo el mundo.

Esta vez en Mürren cogemos el teleférico que baja hasta Gimmelwald y en Gimmelwald el que baja hasta Stechelberg.
Descendiendo del Schilthorn

Visitamos la cascada de Lauterbrunnen

El plan inicial era ir caminando (en plano) desde Stechelberg durante 2 horas hasta Lauterbrunnen para ir viendo las cascadas que hay por el camino, pero teníamos ganas cero y dudábamos de que nos fuera a dar tiempo… así que lo reemplazamos por el bus que hace el recorrido de Stchelberg hasta Lauterbrunnen y a las 16:30 nos bajamos justo antes de la cascada famosa, Staubbafachalle. Tenemos que atravesar un camping hasta llegar a ella, y aunque no sé si es muy legal entrar en el camping así sin más, ya que estamos aprovechamos para llenar las botellas de agua.
Valle de Lauterbrunnen

La cascada trae muy poca agua, así que hacemos alguna foto y seguimos caminando hasta la estación de trenes, a una media hora.
Cascada de Staubbafachalle- Lauterbrunnen

Una vez en Lauterbrunnen tenemos suerte y sólo esperamos el tren cinco minutos. En media hora hemos llegado a Interlaken.

Demasiado cansados para hacer el camino hasta el hotel, cogemos un bus (tenemos transporte gratis con la Swiss Travel Pass) y nos vamos hasta el hotel, alrededor del cual paseamos un poco para hacer alguna foto.

A las 18 por fin, llegamos al hotel y vemos por primera vez nuestra habitación, que no está mal pero tampoco es para tirar cohetes.

Comienzan los días de alimentación espartana: un yatekomo, una lata de sardinas, y unos yogures a precio de caviar comprados en el Coop. Al menos el cutrehotel tiene un cutre-cuartucho con un hervidor de agua y un microondas… lo tendremos en cuenta para la cena de mañana.