Jueves 9 de agosto de 2018

No hemos podido pegar ojo en casi toda la noche. En el apartamento hay un termómetro digital que marca 31 grados. Unido a la humedad de Venecia y a la falta de aire acondicionado, parece que hemos dormido en una sauna. Y al menos tenemos ventiladores…

Así que aunque a las 6 de la mañana estamos sentados en la ventana del salón a ver si nos refrescamos, no salimos de casa hasta las 9 de la mañana, porque tampoco es plan de ir poniendo las calles.

Y aun así, cuando salimos está todo vacío.


Un día en Venecia


Basílica de San Juan y San Pablo

Nuestra primera parada es la Basílica de San Juan y San Pablo. Nos asomamos a verla desde dentro y nos conformamos con ello, ya que, como todo en Venecia, hay que pagar para verlo entero.

A la izquierda hay una hospedería a la que entramos, pero como no tenemos claro qué es y tampoco nos parece interesante, nos vamos.

Iglesias de Venecia
Llevamos caminando sólo media hora y a mí lo que más atención me llama (no me llaméis ingenua) es que las casas están construidas en el agua. O sea, la pared. De las casas y de las iglesias y de todo.
Un día en Venecia
¿Cómo puede ser que si a mí se me desborda la bañera en casa la gotera que le llega al vecino de abajo sea de campeonato, y que a esta gente no se les caigan las casas? Misterios de la arquitectura…

Librería Acqua Alta

Seguimos andando ya que no muy lejos de la basílica está la librería Acqua Alta.

Bien merece una parada, porque es una librería de lo más original, tanto por dentro como por fuera.

Y no solo tiene libros (me atrevería a decir que de segunda mano en su totalidad), sino también hay postales, imanes, láminas y un par de gatos de lo más majos. Ah, y una góndola (llena de libros) dentro de la tienda.


Librería Acqua Alta Venecia


Una vez visitada esta zona, nuestro plan es llegar a la laguna. Para ello callejeamos, sin seguir el camino más corto, sobretodo porque es difícil identificar las calles en el mapa.

San Marcos y alrededores


Escribiendo esto a posteriori puedo decir que callejear es una de las actividades indispensables en Venecia.

Acabamos llegando a uno de los dos puentes más cercanos a famoso puente de los Suspiros. Aun así, lo primero que capta mi atención no es el famoso puente de los Suspiros, sino el que se encuentra detrás de él, abarrotado de gente intentando conseguir la mejor foto.

Puente de los suspiros
El puente de los suspiros desde un lado...
Por primera vez en el día me doy cuenta de la cantidad de turistas que hay en Venecia, aunque afortunadamente el 80% se concentran en la plaza de San Marcos y alrededores.

Seguimos caminando para pasar por delante del Palacio Ducal (que visitaremos mañana) y por San Marcos. Y vemos el puente de los suspiros desde donde antes había tanta gente haciendo la foto. Y hacemos una foto. Al fin y al cabo, también somos turistas. 

...el puente de los suspiros desde el otro lado
Todos los edificios visitables de la zona tienen unas colas de acceso aterradoramente largas…

Mochilas delante, aquí hay muchísima gente. Pero mucha mucha mucha.



Un día en Venecia


Pasamos por delante del famoso café Florian porque nos pilla de camino hacia la oficina de información y turismo (que se encuentra en una esquina de la plaza de San Marcos, al fondo a la izquierda si os ponéis de espalda a la Basílica).

Un día en Venecia en el cafe Florian

Allí compramos las entradas para el Palazo Ducale (20 euros por persona, descuentos para mayores de 65 años), entrada que también da acceso a otros tres museos más.

Una vez hecho esto nos fijamos un nuevo destino: el puente de la Academia.

En los alrededores hay muchísima gente, pero a medida que te alejas la concentración va disminuyendo.

Las góndolas en Venecia

Voy a abrir aquí un pequeño paréntesis para hablar de las góndolas.
Una góndola es una pequeña barca, propulsada por un remo (y por ello de estructura asimétrica), típica de Venecia. Son negras como señal de luto por la peste del 1562, y aunque antes era el método de transporte más utilizado en Venecia para desplazarse por sus numerosos canales, ahora su uso es principalmente turístico.

Turístico en números significa que cuesta 80 euros por media hora, y que sólo pueden montarse 6 personas. 

Y aluciné con la cantidad de gente que coge estas góndolas para dar un paseo por los canales. ¡Pero si es que había atascos y todo! Está claro que soy turista de nivel medio-bajo…



Overbooking de góndolas en Venecia

En fin. Que nosotros caminábamos hacia el puente de la Academia, y, como os decía, cada vez nos vamos encontrando con menos gente.

Paseando por el barrio de Dorsoduro, en Venecia

El Gran Canal sólo es atravesado por cuatro puentes, y el de la Academia es uno de ellos. Qué mala suerte que esté en obras y por ello con andamios que impiden las vistas… Aun así estirando la cámara por encima de las verjas (y sin ver qué disparo) consigo esta foto:


Un día en Venecia

Seguimos andando hacia la iglesia de Santa Bárbara (la que aparece en la película de Indiana Jones y la última cruzada), donde nos sentamos a descansar un poco y a reorganizarnos. Por este barrio hay muchas fuentes, lo cual se agradece, porque el calor que hace es agotador (y el agua de Venecia potable y muy rica).


Un día en Venecia en la iglesia de Indiana Jones


En un extremo de esta plaza está el “puente de los puños”, que guarda una curiosa historia: 
Durante el siglo XVII, dos bandas rivales (los Nicolotti y los Castellani) estuvieron peleando con bastante violencia. En el suelo del puente hay cuatro marcas que indican dónde tenían que colocarse antes de comenzar la pelea… y a los perdedores los lanzaban por el canal. En 1705 prohibieron estas peleas por “extremada violencia”.

La historia es curiosa pero es que al lado del puente hay una frutería-barco que se lleva toda mi atención. Mercados, ¡venid a mí!


Un día en Venecia y sus mercados

Ya que estamos al lado, aprovechamos para entrar en el famoso Ca’Macana, taller del que han salido las máscaras que se han utilizado en varias películas famosas. Y vale, son muy bonitas, pero muy caras.


Un día en Venecia


Decidimos regresar al apartamento a comer, ya que apenas son las 12:30 y nos hemos recorrido medio Venecia.

Esta vez elegimos el puente que llega a la estación de tren de Santa Lucía para regresar al apartamento. 

Un día en Venecia

Justo en la calle de entrada al barrio hay un control (nada exhaustivo) en el que avisan de que esa zona está permitida solamente a ciudadanos de Venecia (entiendo que son esas restricciones de las que hablaban para impedir el acceso a cruceristas).

Caminamos hasta un Spar (que en Italia se llaman Despar, aunque el logo es el mismo) a comprar comida. Este supermercado está localizado en el interior de un teatro antiguo. Sólo el edificio ya merece la pena. 

Un día en Venecia

Venden comida caliente y cocinada así que perfecto.

Comemos, echamos una pequeña siesta para recuperar lo que no hemos dormido por la noche, y por la tarde salimos a intentar hacer uno de los itinerarios que vienen marcados en el libro del Corto Maltés.



Itinerario de la Venecia secreta de Corto Maltés

Es casi imposible de seguir, hablan de lugares que no vienen en el mapa de papel que tenemos (y nos han avisado de que poner una dirección en google maps es trabajo en balde tratándose de Venecia).

Un día en Venecia

Aun así marcamos algunas de las localizaciones en el mapa de papel de Alilaguna (no dudéis en pedir un mapa en la oficina del aeropuerto) y nos vamos a buscar los lugares.

Creo que no tardamos ni 15 minutos en perdernos, y vamos más pendientes de buscar la calle correcta que de disfrutar de Venecia. Así que al final, doblamos el mapa y callejeamos.



Un día en Venecia


Caminando y caminando acabamos en el Rialto, y yo sigo sorprendiéndome de cómo, en apenas 5 minutos, se puede pasar de una zona en la que no hay nadie a otra en la que casi no se puede caminar.

Hacemos las fotos de rigor; el puente es bonito pero está totalmente masificado. Me pregunto a dónde huyen los venecianos en época estival. 

Un día en Venecia

Es hora de regresar a casa. Me dice la pulsera de actividad (que cada vez funciona peor) que llevamos 10 km caminados, a 32 grados de temperatura y con una humedad del 90%. 

Un día en Venecia

Además, sé que ha llegado el momento de comprarme un helado en Ca D’Oro (de menta, hasta ahora el mejor helado que he probado en mi vida) y volver a casa a descansar…

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